viernes, 24 de diciembre de 2010

Capítulo 2.1. Pseudociencias - Numerología


Y ahora apretad fuerte los dientes y aferráos a lo que podáis porque lo que sigue es una patada en toda regla a la ciencia.

Nota: El lector ávido se dará cuenta de que los métodos de engaño de la mayoría de pseudociencias son bastante parecidos, a la par que efectivos (ya sabéis, no habría tanto engañabobos, si no hubiera tanto bobo al que engañar). Le invito a que cree su propia, realmente no cuesta nada, salvo si la gente comienza a demandarte por estafador.

Nótese que en la duda está el escepticismo, y como la mayoría de pseudociencias no demuestran su veracidad de ninguna forma, es imposible refutar sus argumentos, ya que no tienen. La única forma de refutar este tipo de pseudociencias es sembrando la duda.

2.1. Numerología.


A primera vista podría relacionarse con las matemáticas porque usa los dígitos del uno al nueve, pero ahí acaba el parecido. Según cuentan los «numerólogos» "los números tienen unas propiedades físicas que influyen en nuestra conducta, ánimo, salud, trabajo, dinero, amor, etc, y a cada persona se le asocia un número ya que este está relacionado con su nombre, su empresa, o con la casa en la que vive", y además, "cada número tiene su propia función y forma de influir, ya sea negativa o positivamente mediante vibraciones específicas". Ahí es nada


Por lo tanto, la numerología es la disciplina que se dedica a "investigar" esas propiedades de los números con el fin de determinar con exactitud el carácter y la personalidad de una persona, así como su futuro. ¿Pero cuánto tiene eso de cierto?

1.) Sesgo de observación. Los que practican la numerología afirman que pueden predecir el futuro. Pero como cualquier juguete roto, fallan casi constantemente. El sesgo de observación consiste en omitir esos fallos y presentar tan solo los éxitos, es decir, las predicciones certeras.


2.) Selectividad injustificada. ¿Por qué se ha ignorado el número cero? ¿A caso sólo los números que usan los numerólogos son especiales? ¿Dónde queda el resto de números? Muchas constantes como "pi", o el número áureo se han, literalmente, ignorado, ya sea porque no se tenían conocimientos matemáticos o porque no se querían tener. Profundizando, podríamos preguntarnos por qué se escogió el sistema decimal en vez de por ejemplo el binario o el duodecimal. También cabe preguntarse, qué se hace, o hizo, con la numeración romana o la griega, ¿no son o eran válidos? ¿Y qué hace más válidos los números que utilizamos actualmente?

3.) Hechos extraordinarios requieren de evidencias extraordinarias. Cosa que nadie cumple en la numerología (razón por la cual cobran tanto dinero). Con la incertidumbre sobre qué nos deparará el futuro es muy fácil aceptar la charlatanería de algunos “numerólogos” como cierta, pero ningún “numerólogo”, por ahora, ha ofrecido pruebas empíricas de que la numerología funciona, de hecho, si lo hubiera hecho, habría ganado premios como el Nobel, o el Randi. Más que nada porque a cualquier matemático le gustaría entender esa herramienta hipotéticamente poderosa (la numerología), con la que juega inconscientemente desde primaria, y que encima determina su vida.

4.) Afirmaciones extraordinarias requieren de hechos extraordinarios. Si el anterior punto falla, de este no se podrá esperar más: ¿Cómo se descubrieron empíricamente esas afirmaciones? ¿Cómo pudieron medir la “resonancia” del Universo? ¿Cómo saben cuándo sumar, dividir, restar, o multiplicar para obtener un número significativo para una persona? Todas estas preguntas hacen dudar sobre su veracidad y confirman la aleatoriedad que la numerología emplea para sus predicciones.

5.) Los números no saltan del papel. ¿Cómo puede un número, escrito sobre papel con tinta o simple grafito, influir negativa o positivamente en un ser vivo? Y más aún, ¿Cómo puede tener ese número una "vibración"? Si los números vibraran en una frecuencia, hubiera sido muy fácil medirla.

6.) Yo me lo guiso, yo me lo como. Uno de los puntos más fuertes de la numerología es que uno puede jugar con los números. Con dos números se pueden obtener cualquier otro, sumando, restando, dividiendo y multiplicando hasta obtener el resultado deseado... Esta tarde a las 16:00h emiten una película, el canal es TNT y en mi ONO es el canal número 32. Ahora, 16 horas son 960 minutos. Si dividimos los minutos entre la suma del canal y la hora [960/(16+32)], el resultado es 20. Para finalizar, como hemos usado 2 variables, hora y canal, dividimos ese número entre 2. El resultado es 10, justo la suma de todas las letras de la película "WaterWorld" ¡Y lo más sorprendente es que pienso verla hoy! ¿No es increíble?

jueves, 9 de diciembre de 2010

Capítulo 1.0. Un pulgar que chupar.


"La vida es sólo un vistazo momentáneo de las maravillas de este asombroso universo, y es triste que tantos la estén malgastando soñando con fantasías espirituales" Carl Sagan
Qué bonito sería poder predecir tu futuro tan sólo con mirar la posición de una constelación, qué bonito sería poder curar cualquier enfermedad con sustancias inocuas, o poder reestabilizar nuestro "equilibrio biológico" con tan sólo una pulsera, una joya, o un mineral, con propiedades extraordinarias. Ojalá el universo hubiese sido creado para nosotros, y nosotros, creados a imagen y semejanza del creador. Nosotros, unos insignificantes seres de un planeta, entre billones y billones que hay en el universo, seríamos unos privilegiados por el hecho de burlar nuestra verdadera identidad y posición en el cósmos gracias a infantiles convicciones. La pseudociencia ofrece esperanza, mitiga las necesidades primitivas que tenemos de fantasear y ver nuestros sueños hechos realidad, además de dar una explicación, aunque sobrenatural, de lo que no se conoce. Como inconveniente principal, nubla la razón, y entonces, el oscurantismo, el espiritismo y la superchería proliferan como un virus.

Cuando desde el principio uno se encuentra rodeado por la pseudociencia es muy difícil darse cuenta de que la información que recibe no es del todo cierta, ya que esta no ofrece ni evidencias ni demostraciones que la verifiquen. Esta es una de las razones por las cuales las grandes religiones, en su época de "esplendor", influyeron en gran medida en la población, en la cultura y en la política. Los conocimientos sobre Ciencia, en aquella época, estaban destinados al olvido, o tan sólo dignos de unos pocos eruditos, los cuales solían ser presionados con cada publicación científica importante y que comprometía las distintas religiones.

Muchos opinan que la Ciencia no es de fiar, ya que, constantemente modifica sus resultados y teorías, no es del todo precisa y tampoco es segura al cien por cien. Es un razonamiento del todo humano, pero, como humanos que somos, no hemos nacido con la idea de método científico, por tanto, nos cuesta asimilar que el cambio y la modificación no tienen por qué ser considerados malignos, al contrario, el cambio y la modificación suelen ser síntoma de madurez. Como cualquier instrumento de medir, la Ciencia tiene un límite de precisión que generación tras generación intentamos optimizar. Si no, como ejemplo, tomemos una regla de medir ordinaria e intentemos medir una distancia de doscientos nanómetros. En vez de usar una regla de medir cualquiera de dm, cm y mm, ¿Por qué no usar la máquina de calibración F25 del laboratorio de metrología de Oberkochen (Alemania), capaz de medir con un error mínimo de 250 nanómetros? Gracias a la modificación, se ha llegado a optimizar tanto la tecnología, que ya somos capaces de construir instrumentos, o aparatos, capaces de realizar operaciones mucho más precisas que con los aparatos de los que se disponía hace medio siglo. Entonces, ¿Qué hubiera ocurrido si todos los seres humanos hubieran adoptado la misma filosofía de dejarlo todo tal como está, por la simple conjetura de que el cambio y la modificación es síntoma de falsedad? Probablemente, yo tendría que hacer este trabajo de investigación a mano y con pluma, con el inconveniente de que tardaría muchísimo más y la única información que recibiría sería la que se ha recopilado en libros o pasado de boca en boca, y aún así, sería un afortunado por tener esas fuentes de conocimiento.

La ciencia no es lo que uno quiere que sea. Es como la regla de medir y, por tanto, no está exenta de errores, si no que está diseñada para acercarse lo máximo posible a la verdad, por poco reconfortante que esto sea. Apoyar todo el conocimiento de una civilización en las esperanzas, los deseos, las convicciones, las fantasías, los criterios personales, o en la cultura, no en hechos probables, es peligroso. Apoyar el conocimiento en unas bases, sólidas, pero moldeables, hace de la estructura científica una verdadera fortaleza resistente a los peores huracanes e inundaciones, pero dura consigo misma, es decir, autocorregible. Si no cuidamos esa fortaleza, nos veremos expuestos a los peligros de la naturaleza, nuestra esperanza de vida se reducirá, las enfermedades proliferarán todavía más y seremos una civilización vulnerable... de nuevo.

El siguiente video, de Carl Sagan, complementa muy bien lo que he comentado por ahí arriba y le añade un toque especial, típico de un gran maestro de la divulgación:


Ya podéis cerrar la boca o quitaros las lágrimas...